Para esta ruta fue necesario que nos acompañara Pedro A. Baltasar Fuentes, un descendiente de los propietarios del molino. Éste se divide en dos salas, una donde se descargaba el cereal y la otra, donde se realizaba la molienda. A pesar de que no funciona, conserva todas las piezas de la maquinaria intactas. También se encontraba un antiguo separador de grano y paja. Destacar que ha seguido funcionando hasta el año 1994 y en él se molían cereales y pimientos.
Este molino guarda una historia de la postguerra española, de este trágico episodio quedan huellas de balazos en la puerta. Este lugar fue refugio de los maquis.
Retomamos el camino bajando la Cuesta de las Higueras, tomando el carril izquierdo, donde atravesamos el río y disfrutamos de la tranquilidad que transmite el ruido del agua y vemos los alisos desnudos que se encuentran en la orilla.
A unos 350 metros aproximadamente atravesamos un olivar para llegar a la Torre de los Moros. Se cree que es una construcción islámica que servía para almacenar el mineral y como torre de vigilancia, aunque realmente no está probada cual era su función. Otras teorías afirman que podría ser de origen romano.
Al otro lado del río frente a la Torre de los Moros se encuentra la Mina Ibor, antigua explotación donde se extraía mineral de hierro.
La Mina de Ibor, es una pequeña cavidad de poco más de 30 metros de profundidad, con 15 metros sobre la margen derecha del río Ibor. Destacar que en esta mina existen grabados rupestres, unos de los más antiguos de Extremadura.
Llegada la hora de regreso, tomamos un camino alternativo para hacerlo más ameno. Volvemos por el camino de Valdelashuesas, disfrutando de nuevo de un paisaje de olivares con algún huerto intercalado.
A continuación, adjuntamos el mapa.
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